Ante la perplejidad arrojo mi cuerpo sobre el tuyo
en largo y despacio ascenso hacia los cielos,
donde amarte no es solo un sentimiento
y las cadenas sobre la Tierra no nos alcanzan.
El inmenso manto añil sobre nosotros
en un cielo estrellado bajo la lluvia de estrellas,
iluminando la desbordada mirada encendida
que sobre tu cuerpo en las nubes te lanzo.
Suspirando en las alturas sobre lecho espumoso,
húmedo y ardiente que se evapora con la pasión,
en un idilio fugaz en el firmamento donde no callamos el deseo
de una aventura que se convierte en ansiedad eterna.
¡Arrojarme tus brazos que quiero morir lentamente!
Y no perderme mirada alguna tuya sobre la mía,
ni guardarme ninguno de mis besos sobre tus labios
¡Que quiero sentir cuando soy amado entre tus brazos!
Aldebarán
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