Oigo la llamada del mar
al cual me adentro denudo,
el caos latente despierta
y a lo lejos tronando el anciano,
braman las olas sobre mi cuerpo
cuando a lo lejos avanza liviana,
la que camina despacio pero no se detiene.
Braman las olas sobre mi cuerpo
y en una de ellas te encuentro,
abrazados sometes mis labios
al salado sabor en la orilla,
dirigiendo las hordas de espuma,
hacia mi torso empapado en tus brazos
cual acantilado sumergido bajo las aguas.
Que truene a lo lejos el gran anciano
que quiero morir herido primero,
en las gélidas linfas en la cuales te hallo,
mientras la marea te lleva de mis remos
los cuales sostienen tu silueta sobre mi pecho,
cuando la luz embellece tu rostro,
y sobre el horizonte el trance me espera.
¡Truena el anciano con fuerza!
Que yo en tus brazos halle descanso,
más no quieras desvanecerte,
cuando me alcance con furia la muerte.
Aldebarán,para mi hermanita Hilda
domingo, 20 de noviembre de 2011
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