He visto las sandalias del pescador moribundo
viajado sobre el viento y gobernando los mares,
he llorado para que el aliento de un niño nunca se apague,
recorriendo los témpanos que juegan con sus almas,
he sido testigo del lamento de un anciano moribundo,
que ve como su vida la recorre la ingrata injusticia.
he derramado lágrimas cuando en la justa,el hombre se pierde,
alardes inhumanos sometieron mis alas al vértigo,
y ahora las extiendo para cantar este canto…
Soy el portador de la palabra certera
y a Dios encomiendo el vigor de mi alma y mis alas.
Seré la espada legendaria,en el corazón de los hombres.
para dar refugio del vagabundo perdido,entre el séquito del tirano,
que volando raudo abata la voluntad de la sombra,
temblando entre la algarabía con el desafío en la mirada,
siendo la llama que encienda el corazón del mendigo perdido.
Toda inmundicia con amor se socaba.
Toda desdicha con amor de disipa.
Todo miedo con amor se supera.
Una vez yo fui un hombre y ahora soy el general de los ejércitos del cielo
Aldebarám
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