Niama
Bello
susurro naciendo de un arpa
en
una sinfonía de adagios al viento,
en
una cascada de luces en la ladera
de
un acantilado sin fondo,
donde
me arrojo en una caída
con
las alas desplegadas.
Murmullo
de hadas y canto de sirenas
en
la cascada eterna bañando mis alas,
donde
brota el sentir oculto tras la mirada
hacia
el horizonte de tus labios,
en
una columna de fuego
que
emana de mi pecho.
Amada
existencia en mi alma
amaneceres
en tus ojos,
vortices
donde emanan mis manos
que
rodean tu cuerpo en un abrazo eterno,
donde
es convocada la estela
del
rugir de mi entretela.
Mirada
dorada
que
mira con los ojos del alma,
la
luz que voy buscando
el
santo grial encontrado,
tu
bello rostro entre mis manos
tu
eterna presencia en mis anhelos.


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