Apocalipsis de amor
Eternidad en las
miradas
de dos llamas que se
fustigan,
en el umbral de cada
mañana
tras la pasión entre
las sabanas.
Sombras titilando al
son de las velas
en una alcoba plagada
de rosas,
donde los aromas se
confunden
en los cuerpos
ungidos con deseo.
Suspiros que horadan
en el alma
en un frenesí sobre
los labios que llaman,
a la libertad
lujuriosa de la noche
donde el incendio se
propaga.
La sed sobre tus
colinas
de donde parten las
caricias,
hacia un alba sin
descanso
robandote el deseo.
Hiere mi pecho con
tus besos
y encandila mi piel
con tus caricias,
allá donde mueren mis
latidos
en un encuentro de
estelas pasionarias
Aldebarán, a Ella


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