Destellos
de un alma diamantina
He
abierto la caja de Pandora
liberando
en la ventisca inmolaciones del alma
¡Han
ivernado los témpanos de las dudas!
Veloz
y raudo ha sido el lazo del alma
al
cuerpo etérico que guía mis pasos.
¡Emergiendo
de las ciénagas!
Como
un rubí depurado en la noche cayada,
con
el rumor de viento atusando las ramas
de
aquel roble milenario,
que
guarda mis memorias en su savia.
Ahora
soy el orbe que vuela
por
las laderas de la verdad,
en
un viaje sobre vientos gentiles
derramando
el éter de la vida,
la
magia en el cuenco vacío.
Siembro
en el delta de las miradas
el
crisol que eclipsa las mareas,
y
la balada errante que te envuelve
en
un mar de cisnes,
bajo
la media luna de mayo.
Soy
el grillo infatigable
por
la senda sinuosa,
que
va dejando un rastro de luz a su paso
soy
el puente que une,
la
brisa que no quiere ser cautiva.
Aldebarán


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