Requien de los poestas muertos
Decretos de las plumas hechizadas,
poesia silvando entre auroras
en un edén de versos emergiendo
de partituras arrojadas al mar,
en un sendero de luz entre la espuma.
Poetas susurrando al viento sarcillos y reliquias
que van medrando en cada lance,
en el recital de los poetas muertos
tocando el verso una saeta de luces,
en el pulpito de oradores del alma.
Legendarias citas en los susurros de oro
tras un volcán de pasión desatada
y edictos de plata en el semblante,
requiem el la orilla calma del piano
en boda nebada del trovador y el verso.
La copla renace en el verbo pronunciado
que horada con gracia en el paisaje celeste,
de las plumas ilustres que antaño grababan
sus odas al viento y a los cuatro mares,
bajo la sombra de la vela agitada.
Bolidos y efimeras estrellas en la boveda celeste
titilan al son de las mareas
en un comcierto de leyendas memorables,
del soneto centenario y la lira escarlata,
de las voces de poetas que nunca se marcharon.
Aldebarán
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