Amándote entre quimeras
que median la distancia,
de tu mirada sembrando la mía
de nostalgias pasajeras.
Bello sentir predicando,
la piel que gritaba tu nombre
en un desierto buscando,
un manantial brotando libre.
Onírica sed apagada
entre mis labios deshaciéndose,
como las nubes disipándose
y en un espejismo tu silueta arrojada.
Vagando por los senderos escondidos
hallé la puerta de tu corazón malherido,
donde fui sanado las heridas que sangraban
llenando de luz los remansos olvidados.
Noches de mayo
donde al alba morían los anhelos,
y éramos niños jugando
persiguiéndose en la distancia.
Aldebarán,a Narazwa
viernes, 17 de febrero de 2012
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