Una oda a Dios

Las colinas están desiertas…
los suspiros las recorren,
la huella del tiempo en tu mirada
en un altar sobre la ladera,
¡Es un faro en la noche!
Que propaga la luz donde moran mis sueños.
Toma la mano de mi trémula alma
al ver en tu imagen la verdad que se esconde,
tras el velo de plata que nos ofrece la noche
en el lugar donde entierro los recuerdos vacíos.
Toda poderosa libertad,donde camino despacio
yaciendo sobre parados verdes,
bajo cielos cubiertos tendiendo mis manos
al abrazo cálido encadenado por siempre.
¡Llueve! Mientras levitan mis sueños.
¡Llueve! Mientras te sigo soñando.
He nacido para evocar sentimientos
y trenzar arcoíris sobre horizontes lejanos,
donde en las tierras yermas broten las semillas
y un ajuar de melodías transiten en los cielos grises,
donde parajes hostiles mueran en silencio.
¡Oh Dios, que corran por mis venas la esperanza!
Que inunde los pueblos,que todos se unan,
en una cruzada contra los vientos negros,
que habite en los valles tu amor eterno
y sanen las heridas que los cobardes infligieron.
Déjame ser el guardián de la verdad.
Déjame ser tu siervo sobre la tierra.
Déjame ser la tabla redonda.
Déjame ser el escultor que talla tu amor en la Tierra.

Aldebarán