El río de la vida
Una estrella rugue en su
comienzo
en su morada de nebulas,
en un manglar arco iris
sus destellos nos cesan en
su partida
hacia el corazón de madre
Gaia.
Querubín nacido en la
aldea de fresnos dorados
cubierto por un manto de
lirios,
que caen sobre la mano en
su pesebre
acunado por la nueva era,
de eclipses en el rocío.
El páramo esta abierto
para se sembrado con la
primera luz del alba,
las huestes aladas en el
concilio celeste.
¡Una voz resuena en el
páramo!
Un río vigoroso que se
abre camino.
El altísimo conduce su
cauce
y la primavera llega a la
tierra desolada,
con la primera brizna de
un manto verde
tras la azarosa machar del
arroyo divino,
emanado en el cauce
desecado.
Enojo de la sombra que se
retira azarosa
sin poder urdir una malla
en el llano,
que deje ciega a la verdad
y la luz
en la oleada de brisas
aladas
que parten hacia la tierra
olvidada por el tiempo.
Aldebarán,a Violeta Briones


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