Túnicas
para el alma
Tus
besos son túnicas para el alma
que
las llamas agitan sobre lienzos de cristal,
donde
me regalas tu sonrisa y un secreto en la mirrada
cómplice
del latir que galopa con tu luz,
tras
un firmamento que muere de celos
cuando
en tus ojos nacen las estrellas.
¡Quieran
las túnicas volverse destellos!
Que
pinten mis mañanas con misterios,
para
que las heridas sean el naufragio sobre tus caricias
en
un desván de magia cuando nace el alba,
sumido
en la larga orilla de un aura anhelada
avivando
las olas de un sentir eterno.
El
profesar son los suspiros entre la vela y la estela
donde
brotan sentires encadenados,
a
cada velo en el anochecer interminable
de
una justa entre corazones alados,
navegando
por abismos insondables bajo lunas de marfil
eclipsando
la brisa gélida de un mar enrabietado.
¡Desvelado
por los ojos del alma!
Navego
por las olas de unas miradas que viajan
y
me llevan al encuentro de un idilio eterno,
en
el acantilado azul de gemas y esmeraldas
para
evocar edictos que llevan su nombre,
que
hacen que mi alma despierte con su luz,
Ya
se disculpan las lágrimas
por
haber surcado las mejillas del hada blanca,
se
abrieron las ventanas del alma
y
escaparon los versos encerados,
despertaron
las alas de las túnicas
y
reinaron las llamas heridas.
¡Túnicas
para el alma donde todo se desvela!
Por
los mares de amor sobre los cielos,
trovador
en la goleta de luz
va
pintando verso en las nubes,
va
bailando con la brisa vespertina entre las velas
y
va virando al timón de la entretela encendida.
Aldebarán.a Niama

